Contra las mujeres libres (Contra Neaira)

Hoy quiero hablar de una mujer, Nearia. 

De ella nos habló Demóstenes (384-322 aC) en su discurso conocido como Contra Neaira

Normalmente no sabemos los nombres de las mujeres atenienses porque su vida transcurría entre las cuatro paredes de sus casas. Todos los nombres que conocemos pertenecen a mujeres  fuera de lo común. La más famosa es Aspasia, compañera de Perícles, considerado el fundador de la democracia.

Heteras en un banquete

Otra es Nearia. Una mujer extranjera que vivió con un ciudadano, un comportamiento prohibido por ley

No sólo eso, parece que hizo pasar a sus hijos como ciudadanos atenienses e intentó casarlos con otros ciudadanos. Por ello su compañero fue denunciado y Demóstenes escribió el discurso que ha llegado hasta nosotros.

Las reglas de la decencia estaban claras y no había que incumplirlas. Demóstenes explica muy bien al final del discurso cuál era el rol asignado a las mujeres de Atenas.

"Porque tenemos a las heteras para que nos proporcionen placer; a las concubinas para que cuiden cada día de nuestro cuerpo y a las mujeres para que engendren hijos de forma legítima y tengamos en ellas un fiel baluarte de la casa"

Mujer música en un banquete
 
La norma sagrada para una sociedad patriarcal es tener el control de la descendencia. Este es el punto clave y más difícil, porque todo este asunto se desarrolla en NUESTRO cuerpo. 

Así que para poder controlarlo debe haber un férreo dominio físico de los cuerpos, pero también psicológico.
 
Y resulta que Neaira tuvo hijos cuando quiso y con que quiso...pero vayamos por partes. Empezamos la historia por el principio.¿Quién era Neaira?

De pequeña, junto con siete niñas más, fue vendida a Nicareta, una señora que se dedicaba enseñar el oficio de la prostitución en las niñas. Fruto de estos contactos íntimos nuestra protagonista se va a vivir con algunos hombres, sin casarse. Ella siguió ejerciendo el oficio, parece, repartiendo una parte a los varios hombres con quien vivía.Finalmente apareció Estefan, un ciudadano ateniense que la llevó a vivir con él en Atenas. En ese momento Neaira era madre de tres niños: Proxeno, Aristón y la pequeña Fano. El hombre le prometió tratarlos como hijos legítimos ya ella como una esposa.


"Y lleva a ella y a los chiquillos a la casita que el tenía junto al Hermes Susurrante"

Pero, como decíamos, una mujer extranjera no podía casarse con un ateniense y por lo tanto, era imposible que tuvieran hijos atenineses

El problema principal lo tenía con su hija. Sin poder casarla le esperaba una vida difícil, como la de la madre. Así que procuró casarla con un ciudadano haciéndola pasar por ciudadana. La chica consiguió casarse y tener un hijo, del que no sabemos nada. Pero se descubrió el engaño y en este juicio se hacía público.

Entre las más ofendidas, según Demóstenes, debían encontrarse las esposas legítimas. ¿De qué les valía tanta renuncia, tantas limitaciones si después cualquier mujer podía tener hijos legítimos con quien quisiera?


Así, pues, las más sensatas de vuestras mujeres se enfadarán, y con razón, con vosotros porque considerásteis justo que igual que ellas, la tía ésa tomara parte en los asuntos de la ciudad y en sus sacrificios. Y mientras, a las que no son alegres de cascos... les estaís dando carta blanca para actuar a su aire: como si las leyes y vosotros les dierais permiso; con esta actuación despreucupada y negligente vais a dar la impresión de que en cierto modo os identificaís con las forma de actuar de esta fulana.

Pero ultrajada la ley por vosotros al absolver a ésta, y su capacidad para obligar está claro que el oficio de prostitutas alcancará a las hijas de los ciudadanos, al menos a todas aquellas que por falta derecursos no puedan recibir dote; y a su vez el rango de las mujeres libres alcanzará a las fulanas si consiguen carta blanca para que se les permita engendrar hijos a su aire y tomar parte en los misterios, sacrificios y actos de culot que se celebran en la ciudad.

Consecuentemente, que cada uno de vosotros piense que diposita el voto, el uno a favor de su madre, el otro de su hija, el de más acá de su madre y el de más allá en favor de la ciudad.

(La traducción pertence a José Luis Navarro González en el libro de Discursos de Demóstenes editado por Alianza Editorial. Recientemente se ha publicado una nueva versión en la Editorial Errata Naturae, titulado Juicio contra una prostituta) 

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